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miércoles, 30 de noviembre de 2011

Proyecto 920


En un gran edificio blanco, científicos desarrollaban lo que para ellos sería el descubrimiento más grandioso que el mundo pudiese experimentar. Era un proyecto ultra secreto que necesitaba de muchos conejillos de indias para llevarse a cabo, humanos jóvenes.

Reclutaban, por decirlo a si, a jóvenes frescos haciendoles una invitación a visitar sus instalaciones, con el único detalle que aquel que entre no podrá salir.

Al entrar al edificio con la clave 920, pude observar un mágico lugar extenso, mucho más de lo que se pudiese imaginar solo con verlo desde afuera, tenia varios niveles, ocho conté. Con peldaños flotantes y una serie de invenciones que se podían ver a lo largo de los ocho niveles uno más raro que el otro, era como visitar una feria científica. Pasaron los días y la tensión se elevaba al no poder salir de ese lugar.

Un amplio jardín permitía ver, por tiempo restringido, el exterior y aumentar así de gran manera la nostalgia de salir, contaban que muchos habían tratado de escapar pero no sabían de nadie que hubiese logrado cumplir el máximo objetivo.

Decidí escapar, armado de valor burlé la seguridad y salí, pero al llegar a la línea del tren me habían encontrado, un extraño joven me dijo que era imposible tener contacto con las personas del exterior y cruzando un par de palabras más sentí el deseo de volver al edificio blanco, como hipnotizado por un extraño código de activación. Nos habían lavado el cerebro.

Dias más tarde encontré a un amigo que quería escapar, le dije que ya lo había intentado pero que era imposible. Entro en el agua de un estanque y se quedo por mucho tiempo, tanto que pensaron los guardias que había muerto, pero pude ver que del otro lado del alambrado estaba él, parado preguntando a un niño que horas eran en aquel momento, cuando le vi el rostro me pareció muy familiar, ya lo había visto antes a través del espejo.