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jueves, 24 de marzo de 2011

Íncubos & Súcubos


Íncubo (del latín in, ‘sobre’ y cubare, ‘yacer’, ‘acostarse’) es un demonio masculino en la creencia popular europea de la Edad Media que se supone se posa encima de la víctima durmiente, especialmente mujeres, para tener relaciones sexuales con ellas, de acuerdo con una cantidad de tradiciones mitológicas y legendarias. Un íncubo puede buscar tener relaciones sexuales con una mujer para convertirse en el padre de un niño, como en la leyenda de Merlín.
Algunas fuentes indican que puede ser identificado por su antinatural frío pene. La tradición religiosa sostiene que tener sexo con un íncubo puede resultar en deterioro de salud, o incluso hasta la muerte. Las víctimas viven la experiencia como un sueño sin poder despertar de éste.

El súcubo (del latín succŭbus, de succubare, «reposar debajo»), según las leyendas medievales occidentales, es un demonio que toma la forma de una mujer atractiva para seducir a los varones, sobre todo a los sensibles, a los adolescentes y a los monjes, introduciéndose en sus sueños y fantasías, para tener relaciones sexuales con ellos. En general son mujeres de gran sensualidad, persuasión y carácter.

El mito del súcubo pudo haber surgido como explicación del fenómeno de las poluciones nocturnas y la parálisis del sueño.

La apariencia de los súcubos varía, en general, tanto como la de los demonios; no hay ninguna apariencia o representación definitiva. Sin embargo, se suelen pintar casi universalmente como seductoras mujeres desnudas con una belleza no terrenal, a menudo con alas demoníacas. De vez en cuando, se les dan otros rasgos demoníacos, como pueden ser los cuernos, una cola con una punta terminada en triángulo, ojos de serpiente, colmillos, serpientes enrolladas a su cuerpo, etc. A menudo, simplemente aparecen en los sueños como una mujer atractiva y desnuda de la que la víctima no puede deshacerse de ella ni olvidarla, incluso después de despertar.

Según el Malleus Maleficarum, o Martillo de Brujas, los súcubos coleccionaban el semen de los hombres con los que durmieron. Éste lo usarían para embarazar a las mujeres, transformados en Íncubos, así, se suponía que los niños que serían engendrados, serían más susceptibles a la influencia de los demonios.

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