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jueves, 10 de marzo de 2011
Freud y la interpretación de los sueños
La interpretación de los sueños es una obra de Sigmund Freud. (6 de mayo de 1856 en Freiberg, Moravia (en la actualidad, Příbor en la República Checa) - 23 de septiembre de 1939, en Londres, Inglaterra, Reino Unido)) La primera edición fue publicada inicialmente en alemán en noviembre de 1899 como Die Traumdeutung.
La publicación inauguró la teoría freudiana del análisis de los sueños cuya actividad describiría Freud como la vía regia hacia el conocimiento de lo inconsciente dentro de la vida anímica.
La obra introduce el concepto de Yo, y describe la teoría de Freud del inconsciente en lo que concierne a la interpretación de los sueños. Los sueños, desde el punto de vista freudiano, constituyen formas de "cumplimiento de deseo" — tentativas del inconsciente para resolver un conflicto de alguna clase, ya sea algo reciente o algo procedente de lo más hondo del pasado.
Sin embargo, debido a que la información en el inconsciente se encuentra en una indomable y a menudo perturbadora forma, un "censor" en el preconsciente no permitirá que pase inalterada a la consciencia. Durante los sueños, el preconsciente es más laxo en este deber que en horas de vigilia, pero todavía está atento: como tal, el inconsciente debe falsear y deformar el sentido de su información para que pueda pasar a través de la censura. Así, las imágenes en los sueños a menudo no son lo que parecen ser, según Freud, y necesitan de una profunda interpretación para que puedan informarnos sobre las estructuras del inconsciente.
Freud aquí también examina en primer lugar lo que más tarde se convertiría en la teoría del complejo de Edipo que se refiere al agregado complejo de emociones y sentimientos infantiles caracterizados por la presencia simultánea y ambivalente de deseos amorosos y hostiles hacia los progenitores.
Freud buscó una explicación a la forma de operar de la mente. Propuso una estructura de la misma dividida en tres partes:
El Ello, representa las pulsiones o impulsos primigenios y constituye, según Freud, el motor del pensamiento y el comportamiento humano. Contiene nuestros deseos de gratificación más primitivos. El Superyó, la parte que contrarresta al Ello, representa los pensamientos morales y éticos. Y El Yo que permanece entre ambos, mediando entre nuestras necesidades primitivas y nuestras creencias éticas y morales.
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