El grupo avanzaba lentamente, contemplando las maravillas arquitectónicas que nos rodeaban, curiosamente, nadie llevaba consigo una cámara fotográfica como suelen llevar los turistas a los lugares que visitan.
Observando fuentes con intrincadas formas esculpidas al detalle y vitrales preciosos que procedian de algunos edificios, decidí compartir con mi esposa mi estado mental, me acerqué cariñosamente a su oido y le comenté que nada de lo que mirabamos era real, que estabamos dentro de un sueño...
Al principio ella se mostro incredula a mis palabras, pero le dije que se lo podía demostrar. Nos separamos ligeramente del grupo y nos acercamos a la ventana de uno de los edificios. Para mi sorpresa, dentro de éste se encotraban personas recibiendo algun tipo de clase, escribían en sus cuandernos, sentados en sus respectivos pupitres.
Estando junto a ella le pedí que observara atentamente lo que me disponía a hacer... Penetre la mitad de mi cuerpo a través de la pared, empecé a hablar con uno de los alumnos y le pregunté de que se trataba la clase, me explicó, pero es algo que extrañamente, no recuerdo, luego me salí y ya no estaba mi esposa junto a mí...Ella había entrado completamente al salón...
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